Gente divina

Uruguay es actualmente un peor lugar para vivir que hace 30 años para quienes valoran vivir en una sociedad relativamente igualitaria. El ingreso medio de la población uruguaya se ha incrementado significativamente, y en virtud de esto se ha reducido la pobreza y la indigencia, pero la desigualdad de ingresos se ha incrementado. Esto último ha sucedido tanto en períodos de crecimiento económico como de recesión y crisis.
Nuestro país es significativamente más desigual que el más desigual de los países desarrollados y que buena parte de los países asiáticos y de Europa del Este.[1] Pero incluso la comparación con la región latinoamericana comienza a resultarnos incómoda. Según un estudio reciente para 17 países latinoamericanos en el período 2000-2007, Uruguay fue de los pocos países (junto a Guatemala, Costa Rica, Honduras y Nicaragua) donde la desigualdad de ingresos aumentó.[2]
En...

Para John Rawls, cuya obra ha tenido profunda influencia en la forma de pensar los problemas distributivos en las sociedades contemporáneas, hay desigualdades que están justificadas si hacen que quienes están peor en la sociedad estén mejor de lo que estarían si la desigualdad fuera eliminada. Las políticas redistributivas que debilitan los incentivos de los individuos más productivos a invertir y esforzarse, y por ello terminan empeorando la situación de los más pobres, carecen de justificativo moral. Este es el llamado principio de la diferencia de Rawls.
Los socialistas desconfían del mercado. Dicha desconfianza reside principalmente en el hecho de que la lógica de mercado erosiona la comunidad. Se entiende por comunidad el principio de reciprocidad por el cual las personas cooperan entre sí no por la retribución que puedan obtener sino porque el acto mismo de cooperar con otros les resulta gratificante. Contrariamente, como señaló Gerald Cohen, los motores de una economía de mercado son el miedo y la codicia. En el mercado las personas ven a las demás personas de dos formas horribles: como amenaza y como fuente de enriquecimiento. El mercado es una institución que no solo asigna recursos, también produce personas. Además de convalidar y amplificar las desigualdades iniciales, el mercado tiene efectos culturales porque influye sobre las preferencias de los individuos. 


